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Los 'cholets', el chalet del cholo próspero, invaden El Alto
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Reportaje desde El Alto sobre los 'cholets', un término que fusiona 'cholo' (mestizo) y la palabra francesa 'chalet' (casa de campo). Estas edificaciones destacan por sus coloridas fachadas y figuras tridimensionales, que incluyen robots, superhéroes como Iron Man, la Estatua de la Libertad y, próximamente, la Torre Eiffel. De nuestra corresponsal en Bolivia, Gabriela Orozco.
La fiesta de 15 años de Candy se celebra en el salón Dubai, ubicado en el "Crucero de los Andes", un edificio de 12 pisos en la ciudad de El Alto. "El ambiente de este cholet es excelente", comenta Giovanna, una de las invitadas. A ella le parece "extravagante" el lugar, pero al mismo tiempo reconoce que "es algo nuevo y es bonito probar lo nuevo".
Las fiestas que se realizan en los cholets pueden prolongarse durante cuatro días, por ejemplo las de matrimonio, cuenta el dueño de este edificio, Víctor Choque. "El primer día, el viernes, es el tema de la preparación y la logística; el segundo, el sábado, la boda como tal; el domingo, el conteo de los regalos, y el lunes, el cuarto día, la entrega del salón", explica Choque.
En estas fiestas también se baila una mezcla de música folclórica con tecno, tradición con modernidad, igual que la decoración interior y exterior del "cholet"’, término que junta la palabra "cholo", que quiere decir mestizo, y "chalet", casa familiar montañesa en francés.
Cholet robot, Iron Man, Messi, Estatua de la Libertad…
Las fachadas de estas construcciones, además de coloridas, pueden llegar a ser excéntricas con figuras tridimensionales como robots, Transformers o superhéroes modernos como Iron Man. También las hay con monumentos famosos como la Estatua de la Libertad e incluso hay un cholet que tiene en su frontis un platillo volador. Uno de estos cholets, llamado "Messi", exhibe en su fachada una enorme camiseta del "10" argentino. Estas edificaciones, algunas de hasta más de diez pisos, contrastan con las modestas viviendas de El Alto, mayormente construidas de ladrillo, sin pintar, para pagar menos impuestos.
El cholet Crucero de los Andes, también conocido como el Titanic Andino y que pronto también será un hotel, tiene en la cúspide un barco que funciona como restaurante. Su propietario, Víctor Choque, dice que inicialmente iba a hacer construir un avión en la parte más alta, pero confiesa que tuvo "algunos inconvenientes, entre otros, que invadimos espacio aéreo de los vecinos con las alas".
Víctor Choque asegura además que optaron por el barco porque éste evoca al mar que Bolivia no tiene. "Nosotros decimos que estamos en un mar de ladrillos en el día y en un mar de estrellas o luces en la noche, porque es impresionante ver el atardecer hacia las 6:30 p.m. Es impresionante cómo las luciérnagas comienzan a encenderse. Es un momento maravilloso", afirma.
Cholet París inspirado en las Olimpiadas
Otra novedad, aunque con algunas diferencias de estilo y forma, es el proyectado Cholet París, una construcción que llevará en su fachada y en toda la estructura nada menos que a la Torre Eiffel. El arquitecto Erwin Chura es el líder de este proyecto encomendado por una próspera madre y su hijo, que tuvieron la idea de construirlo antes de las Olimpiadas de París, idea que se afianzó con la fastuosidad y diversidad mostrada en los Juegos Olímpicos.
Además de la emblemática torre, los dueños quieren que el ambiente parisino se refleje en el interior del edificio, mostrando el lujo y la elegancia de las galerías comerciales en la planta baja con la presencia de tiendas de productos exclusivos.
El arquitecto Freddy Mamani, impulsor de los cholets en El Alto desde hace más de 20 años, dice que se hace un rescate de la milenaria cultura andina en la modernidad. "Esta arquitectura tiene una filosofía, un espíritu, es vida, es movimiento. Yo llevo los colores para rescatar la cosmovisión andina", dice.
En su opinión, sus cholets tienen el sello de la arquitectura que se conoce como "neoandina", su marca registrada, y que ha cruzado fronteras porque sus palacios andinos han sido construidos en Perú, Brasil e incluso hubo una exposición con una réplica del ambiente interior del cholet en un salón de la Fundación Cartier en París en 2018.
¿Son auténticamente andinos los cholets?
Sin embargo, para el arquitecto Daniel Contreras este estilo no representa al mundo andino y obedece más bien a una mezcla de nociones antiguas con modernas, por ejemplo, las molduras en las paredes. Esta es una línea muy europea que a comienzos del siglo XX representaba estatus en Bolivia y que ahora comparten escena con elementos nuevos de la cultura occidental.
Son una serie de nuevos conceptos que aparecen vía internet, la televisión, la televisión por cable y un deseo de diferenciarse del otro con el objeto más rimbombante. Por eso algunos pondrán la Estatua de la Libertad y otros, la Torre Eiffel.
Habrían ya más de 300 cholets en El Alto. La construcción de uno de estos edificios de diez pisos o más se estima entre medio y 1 millón de dólares, aunque los más grandes podrían superar estas sumas.
Según el analista social Carlos Toranzo, uno de los principales estudiosos de las burguesías cholas en Bolivia, los propietarios son empresarios populares del sector del transporte interdepartamental e internacional, pero también del comercio que importan productos como electrodomésticos, telas y otros bienes de consumo desde China y Estados Unidos y que compiten entre sí para demostrar quién tiene más poder económico.
En pocas palabras, los cholets responderían a las necesidades de la sociedad de El Alto. Sin embargo, algunos arquitectos como Daniel Contreras también se cuestionan su falta de funcionalidad.
"Los cholets no están prestando mucha atención a lo funcional. La excusa es decir: 'Así lo pidió el cliente'. En esencia, se trata de ganar altura. Es decir, el cholet es un chalet puesto en el último piso del edificio. Esa es la denominación cholet. Y después vino la idea de forrar el edificio para que tú levantes la vista y termines viendo el chalet de arriba. Así fue que empezó a tomar mucha fuerza todo el revestimiento de la forma de la torre".
Prioridad a la apariencia, no a la funcionalidad
Para el creador de los cholets, Freddy Mamani, la funcionalidad sí existe, pero está acorde con las características de la población alteña.
"Es funcional de acuerdo con su sociedad. Creo que la gente que viene de la Academia no ha entendido esto. Pienso que esta arquitectura se ha adaptado a esta cultura. Se ajusta perfectamente a sus necesidades y al día a día de esta sociedad", precisa.
Los cholets son tanto casas particulares como negocios de sus dueños. Puede haber críticas a su funcionalidad, su estética de colores llamativos y formas geométricas diversas, la disposición de los pisos —que incluyen la vivienda de los propietarios en el último nivel o en medio de la construcción—, o la concentración de múltiples actividades comerciales en un solo edificio.
En resumen, pueden decirse muchas cosas. Lo que sí es evidente es que los cholets son un fiel reflejo de lo que son sus propietarios: monarcas de pequeños palacios y mini-emporios brillantes de El Alto. Esta ciudad, fundada hace apenas 39 años, pasó de ser un conglomerado de migrantes indígenas aymaras provenientes del campo a una urbe pujante.
¿El resultado? El surgimiento de una burguesía chola emergente e imparable.
84 قسمت
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Reportaje desde El Alto sobre los 'cholets', un término que fusiona 'cholo' (mestizo) y la palabra francesa 'chalet' (casa de campo). Estas edificaciones destacan por sus coloridas fachadas y figuras tridimensionales, que incluyen robots, superhéroes como Iron Man, la Estatua de la Libertad y, próximamente, la Torre Eiffel. De nuestra corresponsal en Bolivia, Gabriela Orozco.
La fiesta de 15 años de Candy se celebra en el salón Dubai, ubicado en el "Crucero de los Andes", un edificio de 12 pisos en la ciudad de El Alto. "El ambiente de este cholet es excelente", comenta Giovanna, una de las invitadas. A ella le parece "extravagante" el lugar, pero al mismo tiempo reconoce que "es algo nuevo y es bonito probar lo nuevo".
Las fiestas que se realizan en los cholets pueden prolongarse durante cuatro días, por ejemplo las de matrimonio, cuenta el dueño de este edificio, Víctor Choque. "El primer día, el viernes, es el tema de la preparación y la logística; el segundo, el sábado, la boda como tal; el domingo, el conteo de los regalos, y el lunes, el cuarto día, la entrega del salón", explica Choque.
En estas fiestas también se baila una mezcla de música folclórica con tecno, tradición con modernidad, igual que la decoración interior y exterior del "cholet"’, término que junta la palabra "cholo", que quiere decir mestizo, y "chalet", casa familiar montañesa en francés.
Cholet robot, Iron Man, Messi, Estatua de la Libertad…
Las fachadas de estas construcciones, además de coloridas, pueden llegar a ser excéntricas con figuras tridimensionales como robots, Transformers o superhéroes modernos como Iron Man. También las hay con monumentos famosos como la Estatua de la Libertad e incluso hay un cholet que tiene en su frontis un platillo volador. Uno de estos cholets, llamado "Messi", exhibe en su fachada una enorme camiseta del "10" argentino. Estas edificaciones, algunas de hasta más de diez pisos, contrastan con las modestas viviendas de El Alto, mayormente construidas de ladrillo, sin pintar, para pagar menos impuestos.
El cholet Crucero de los Andes, también conocido como el Titanic Andino y que pronto también será un hotel, tiene en la cúspide un barco que funciona como restaurante. Su propietario, Víctor Choque, dice que inicialmente iba a hacer construir un avión en la parte más alta, pero confiesa que tuvo "algunos inconvenientes, entre otros, que invadimos espacio aéreo de los vecinos con las alas".
Víctor Choque asegura además que optaron por el barco porque éste evoca al mar que Bolivia no tiene. "Nosotros decimos que estamos en un mar de ladrillos en el día y en un mar de estrellas o luces en la noche, porque es impresionante ver el atardecer hacia las 6:30 p.m. Es impresionante cómo las luciérnagas comienzan a encenderse. Es un momento maravilloso", afirma.
Cholet París inspirado en las Olimpiadas
Otra novedad, aunque con algunas diferencias de estilo y forma, es el proyectado Cholet París, una construcción que llevará en su fachada y en toda la estructura nada menos que a la Torre Eiffel. El arquitecto Erwin Chura es el líder de este proyecto encomendado por una próspera madre y su hijo, que tuvieron la idea de construirlo antes de las Olimpiadas de París, idea que se afianzó con la fastuosidad y diversidad mostrada en los Juegos Olímpicos.
Además de la emblemática torre, los dueños quieren que el ambiente parisino se refleje en el interior del edificio, mostrando el lujo y la elegancia de las galerías comerciales en la planta baja con la presencia de tiendas de productos exclusivos.
El arquitecto Freddy Mamani, impulsor de los cholets en El Alto desde hace más de 20 años, dice que se hace un rescate de la milenaria cultura andina en la modernidad. "Esta arquitectura tiene una filosofía, un espíritu, es vida, es movimiento. Yo llevo los colores para rescatar la cosmovisión andina", dice.
En su opinión, sus cholets tienen el sello de la arquitectura que se conoce como "neoandina", su marca registrada, y que ha cruzado fronteras porque sus palacios andinos han sido construidos en Perú, Brasil e incluso hubo una exposición con una réplica del ambiente interior del cholet en un salón de la Fundación Cartier en París en 2018.
¿Son auténticamente andinos los cholets?
Sin embargo, para el arquitecto Daniel Contreras este estilo no representa al mundo andino y obedece más bien a una mezcla de nociones antiguas con modernas, por ejemplo, las molduras en las paredes. Esta es una línea muy europea que a comienzos del siglo XX representaba estatus en Bolivia y que ahora comparten escena con elementos nuevos de la cultura occidental.
Son una serie de nuevos conceptos que aparecen vía internet, la televisión, la televisión por cable y un deseo de diferenciarse del otro con el objeto más rimbombante. Por eso algunos pondrán la Estatua de la Libertad y otros, la Torre Eiffel.
Habrían ya más de 300 cholets en El Alto. La construcción de uno de estos edificios de diez pisos o más se estima entre medio y 1 millón de dólares, aunque los más grandes podrían superar estas sumas.
Según el analista social Carlos Toranzo, uno de los principales estudiosos de las burguesías cholas en Bolivia, los propietarios son empresarios populares del sector del transporte interdepartamental e internacional, pero también del comercio que importan productos como electrodomésticos, telas y otros bienes de consumo desde China y Estados Unidos y que compiten entre sí para demostrar quién tiene más poder económico.
En pocas palabras, los cholets responderían a las necesidades de la sociedad de El Alto. Sin embargo, algunos arquitectos como Daniel Contreras también se cuestionan su falta de funcionalidad.
"Los cholets no están prestando mucha atención a lo funcional. La excusa es decir: 'Así lo pidió el cliente'. En esencia, se trata de ganar altura. Es decir, el cholet es un chalet puesto en el último piso del edificio. Esa es la denominación cholet. Y después vino la idea de forrar el edificio para que tú levantes la vista y termines viendo el chalet de arriba. Así fue que empezó a tomar mucha fuerza todo el revestimiento de la forma de la torre".
Prioridad a la apariencia, no a la funcionalidad
Para el creador de los cholets, Freddy Mamani, la funcionalidad sí existe, pero está acorde con las características de la población alteña.
"Es funcional de acuerdo con su sociedad. Creo que la gente que viene de la Academia no ha entendido esto. Pienso que esta arquitectura se ha adaptado a esta cultura. Se ajusta perfectamente a sus necesidades y al día a día de esta sociedad", precisa.
Los cholets son tanto casas particulares como negocios de sus dueños. Puede haber críticas a su funcionalidad, su estética de colores llamativos y formas geométricas diversas, la disposición de los pisos —que incluyen la vivienda de los propietarios en el último nivel o en medio de la construcción—, o la concentración de múltiples actividades comerciales en un solo edificio.
En resumen, pueden decirse muchas cosas. Lo que sí es evidente es que los cholets son un fiel reflejo de lo que son sus propietarios: monarcas de pequeños palacios y mini-emporios brillantes de El Alto. Esta ciudad, fundada hace apenas 39 años, pasó de ser un conglomerado de migrantes indígenas aymaras provenientes del campo a una urbe pujante.
¿El resultado? El surgimiento de una burguesía chola emergente e imparable.
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